Hace treinta años conocí a una familia de hebreos argentinos exiliados, primero en Israel, más tarde en España. Uno de los hijos me contó, con una sonrisa, cómo muchos de los libros de las estanterías de sus padres mostraban quemaduras. No por el tabaco, sino porque sus progenitores los habían tirado al fuego, cuando pensaron […]