LOS SILENCIOS MAL PUESTOS
Cualquiera a quien resulten familiares los avatares del análisis, sabe que de lo que en el fondo se trata es de volver a llenar con palabras los huecos de donde se retiraron las aguas. De ese modo, inventando, performando un relato, la vida vuelve a convertirse en materia navegable. Cubrir con agua no significa necesariamente hacer desaparecer, ni siquiera ocultar. Ahí, en ese lugar de la memoria permanecen los escollos, amenazadores, afilados, mudos. A menudo, no se trata de hacerlos hablar, sino de apoyar en ellos apenas un pie en el transurso de la apnea, para de esa forma tomar impulso hacia nuevas -fértiles– direcciones.
Los silencios mal puestos de Matilde Obradors viaja en sentido opuesto. Retira el mar encubridor y muestra los vestigios crudos de un episodio traumático y por desgracia demasiado frecuente, los abusos sexuales sufridos en la infancia, y que la autora nombra -trata de nombrar-, señala y muestra -trata de mostrar-. Dado el currículum académico de la autora -Licenciada en Psicología y Doctora en Comunicación Social-, no cabe esperar ingenuidad alguna en la selección y la disposición de los fragmentos. Los síntomas de una vida sexual y afectiva a la deriva son bocas mudas que únicamente el tiempo, la distancia y el oficio paciente son capaces de hacer hablar. El debe y el haber, confrontados, y debajo una línea trazada desoyendo el canto de las sirenas del autoengaño, la conmiseración, la vergüenza y la culpa.
Un libro duro, visceral, en que la autora lleva su lenguaje al límite de su capacidad para expresar algo al respecto. De lo demás, como recomendaba Wittgenstein, quizá sea mejor callar.
Mi tendencia a la fuga
y al vagabundeo
es un síntoma.
Alejarme de la casa familiar
donde la incomprensión
se sube por las paredes.
Necesito
que alguien me adopte.
Dicen los expertos que las
desapariciones de casa
no son tanto huidas como
declaraciones simbólicas
de culpabilidad.
Ficha técnica
Los silencios mal puestos
Matilde Obradors
Edición a cargo de Myriam Soteras
Edicions Tremendes, 2024
LA ÚLTIMA COCA-COLA
En Revista Kopek somos muy fans de la poesía de Maite Martí Vallejo, y por eso celebramos como un acontecimiento cada nueva publicación de la poeta barcelonesa.
Más de seis años han pasado desde su debut con Todos vienen al funeral de Rick (RIL, 2018), y cinco desde la entrega de su último libro, La vida cotidiana arrasa Europa (RIL, 2019).
Regresa Martí Vallejo con un poemario que depura y hace conscientes los elementos que integran un modo de entender la escritura poética único, poco convencional e intransferible. La autora, al escribir, se adentra, como la Alicia de Carroll, en una dimensión donde los simulacros, los reflejos y las paradojas del lenguaje y en el lenguaje se multiplican. Donde la niña resulta en ocasiones demasiado grande y en otras demasiado pequeña para las criaturas que habitan ese mundo bizarro que existe detrás del espejo. A menudo, sus poemas aparecen en la página como fragmentos de conversaciones que descolocan, suspenden y sorprenden al lector, que fracasará inevitablemente si trata de aplicar sobre ellos el principio de razón suficiente y las convenciones realistas al uso. Es necesario entonces desandar el texto y entregarse al goce de referencias multiplicadas: la Biblia, diccionarios y enciclopedias médicos, la copla, la música indie, la poesía norteamericana de ahora y de siempre.
Maite Martí Vallejo tiene un don en la escritura que la hace diferente. Y además, ahora lo sabe.
Cuidado.
¿Cómo sabremos si somos felices?
Por la falta de pistas empujo puertas de las que debería tirar,
tiro de puertas que debería empujar y me tropiezo
con puertas que deberían deslizarse.
Sé que el vaivén del vidrio ayuda a reducir la corriente
de aire, que la visibilidad es uno de los principios
más importantes del diseño. ¿Pero qué pasa
si el resultado no es visible?
La falsa causalidad es la base de muchos poemas.
Ficha técnica
La última Coca-Cola
Maite Martí Vallejo
Prólogo de Luz Pichel
Ed. Dilema, 2024
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