Alfonso VILA FRANCÉS (2022): Poemas rotos. West Indies Publishing Company, Sevilla, 100 pp.
Es polifacética la trayectoria vital del escritor Alfonso Vila Francés (Valencia, 1970), pues ha vivido en distintas localidades (Madrid, Orihuela, Bruselas, Debrecen…) y ha trabajado como bibliotecario, monitor de tiempo libro, profesor o archivero. Todo ello influye en que también lo sea su obra literaria, pues, además de poeta, es narrador y, si se me permite una licencia, fotógrafo, porque Vila Francés también consigue plasmar la literatura de lo que fija el objetivo de su cámara. Así, es autor, entre otros títulos, de los poemarios Acto de clausura (Accésit del XII Premio de Poesía Dionisia García), El final del banquete y Tiempo muerto, del libro de relatos Velas y de fotografía (y trenes) España en regional y En vía muerta. Es una buena representación de lo que en otro lugar denominamos viejoven (Antología de poesía viejoven. Casting de poetas sin foto) y que ahora nos presenta una nueva obra poética titulada Poemas rotos.
Este conjunto de poemas sigue la línea de libros anteriores del autor, pues no se agrupan en partes o apartados; aunque en esta ocasión, al tener presente el adjetivo «rotos», trasciende la idea de que cada poema puede complementarse con otros, pese a que se presentan desligados, como si estuvieran rotos; incluso hay poemas diferenciados que comparten título, como «Adiós, amigos» o «Y ahora», junto a los que tienen un mismo motivo.
Uno de los aspectos fundamentales de Poemas rotos es el involucramiento de quien lee. En cuanto al primero, nos referimos a que hallamos varios poemas dirigidos directamente a la persona lectora, son poemas de gran fuerza poética que implica al lector más allá de las palabras; de este modo, hay poemas expresados únicamente en segunda persona, con predilección por el «tú». Precisamente, el poema que abre el libro se formula así:
Alégrate de tener una lavadora que poner
y unos platos que fregar.
[…] Porque es domingo, un simple domingo, y estás vivo
y has salido de tu pesadilla.
La existencia del «tú» supone la del «yo», lo que deriva en la primera del plural, «nosotros», que entraña mayor compromiso con la lectura:
Ese furioso deseo
de herirnos y curarnos. («Para en todas las estaciones»)
Recordaremos el sabor de nuestros primeros besos. («El último asedio (Poema provisional»)
Teníamos un 127. No necesitábamos más. («Los años oscuros»)
Este último poema, «Los años oscuros», muestra de qué modo el autor consigue la involucración referida, no solamente con el uso de los pronombres (que del nosotros se separa en el tú y en el yo), sino con las sugerencias y menciones a elementos del pasado (el título es revelador) y al suceso principal sobre el que se articula:
Dormir, dormir, el coche volcado
no impedirá el baño en el mar frío
del verano.
Los años oscuros, Hermano carnal.
Un coche de tercena mano y una cinta
de los Sound.
Otro aspecto fundamental es la influencia y motivación de la música. Por un lado, hay menciones a canciones (The Perfect Life de Moby, La noche no es para mí de Video, etc.), intérpretes y grupos musicales (Aute, Mike Scott, REM, Los Planetas, Adrian Borland, etc.) y, por otro, Vila Francés no duda en emplear mecanismos como el paralelismo y la repetición (¿estribillo?), que aportan ritmo a los poemas.
Ahora que Aute ha muerto.
Ahora que las calles callan y los balcones gritan.
Ahora que estás cerca y te siento lejos
y estar lejos es mirar todos los ríos que hemos cruzado.
Ahora que Aute ha muerto. («Memoria del balcón»)
Como una canción de los Sundays
te quiero noche a noche y beso a beso.
Como una canción de los Sundays
te quiero con mis noches
y con mis días.
Como una canción de los Sundays
la alegría y la pena son dos brasas
del mismo fuego. («Bonus Track. Como una canción de los Sundays»)
En cuanto a la temática, teniendo en cuenta lo dicho al principio sobre la trayectoria vital y literaria de Vila Francés, es variada, y él no parece desmentirnos:
Si algún día un lector, alguien,
se tropieza con este poema
y quiere saber quién es el padre,
ese fulano de tal, sepa que
este individuo lo tuvo todo,
salud, dinero, amor,
y todo le pareció poco.
El amor, la amistad, el tiempo, la muerte son algunos de los ejes que hallamos plasmados tanto desde la sencillez («recordaremos el sabor de nuestros primeros besos») como desde la insinuación de la imagen («Bromista insoportable [la alegría] / la hermana gemela del dolor»).
Poemas rotos cierra la denominada «Trilogía de la crisis», que comenzó con Acto de Clausura y El final del banquete.
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