“Podéis llamarlo transformación. Metamorfosis. Falsedad. Traición. Yo lo llamo una educación”. Así termina el libro con el que Tara Westover saca a la luz sus demonios. Y así comienzan la mayoría de las reseñas que he leído sobre el mismo. No es de extrañar. Cuando alcanzas esa frase, tras haber transitado por las páginas de una historia tremenda, resulta ser el mejor de los resúmenes. Y la explicación de su título.
Tara es una joven nacida y criada en las montañas de Idaho, en una casa cerca de la cumbre de una montaña, aislada del pueblo más cercano, no sólo por la distancia, sino por la intolerancia de su padre. Este mormón con siete hijos y una esposa sumisa mantiene a su familia lejos de la escuela y de los médicos, fuentes de contaminación y de alejamiento de Dios. Una deidad que le ha escogido a él como el transmisor de su voluntad, que parece que no es otra que la de acumular armas y comida en un búnker, para cuando el fin del mundo llegue. Un apocalipsis que está cerca y del que solo se salvarán ellos.
Para la más joven de la familia, Tara, esta es su vida. No lo considera extraño. No piensa que vive en un infierno. Curar las quemaduras más graves o los golpes más peligrosos en casa, con hierbas y pociones que su madre elabora es lo normal. Trabajar en el desguace que rodea la casa, desde que tienes edad para alcanzar los pedales de una grúa o incluso antes, en condiciones laborales y de seguridad que espantarían a los obreros de la Revolución Industrial, es lo normal.
Tara no se cuestiona que la suya es una vida normal y así lo cuenta, con una normalidad que pone los pelos de punta. Esa vida que empieza a tener otros horizontes gracias al canto y a la influencia de alguno de sus hermanos, que se van de casa para lograr educarse.
Ella piensa que podrá conjugar ambos mundos, porque no es consciente del abismo que los separa. Y tendrá que escoger. Escoge descubrir. Descubrir que han existido un Holocausto o una lucha por los derechos civiles, que las manos se lavan con agua y jabón, que existe un mundo diferente a su normalidad fuera de esas montañas, que su padre podría tener una enfermedad mental y que la violencia que su hermano ejerce con los que lo rodean lo convierte en un psicópata.
Su familia también escoge. Pensar que está poseída por el demonio y que, a menos que lo acepte y decida volver al redil, está fuera.
“Mi libro es sobre si nos está permitido cambiar. La primera versión de ti no es tu única versión, y cuando empiezas a cambiar: ¿qué haces con la gente que de verdad te importa y que no puede aceptar ese cambio? De eso va el libro”. Así explica Tara Westover en una entrevista el sentido de sus memorias.
Los recuerdos de una mujer joven, nacida en el 1986 que enseña sus heridas, y lo hace a través de una prosa sencilla y ágil, con la que relata atrocidades difíciles de comprender. Con la que cuenta como atravesó esa red que se había ido tejiendo a su alrededor y la mantenía en un mundo cerrado para descubrir otra realidad, otra vida posible, a través de una educación.
Y como ese descubrimiento tiene un coste muy elevado.
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