Entrevistamos a Vigdis Hjorth en referencia al lanzamiento de su última novela, «¿Ha muerto Mamá?»( Er mor dod?). Una reseña sobre el mismo libro fue publicada en nuestro sitio web, el mes pasado.
La primera frase del libro, “Si nuestra madre hubiera muerto, ella me habría informado. Tiene obligación de hacerlo” me ha recordado al inicio de “L’étranger” de Albert Camus. No sé si le gusta Camus, en general, y “L’étranger”, en particular.
V: ¡¡Sí, y sí!!
Su libro precedente empezaba con la muerte del padre. El actual, con la posible muerte de la madre. No se puede negar que la defunción de los progenitores, y lo que queda detrás, es un tema que le interesa.
V: ¡Sí! Es un tema existencial. La mayoría de la gente quiere tener una conversación seria con sus padres sobre el pasado, antes de morir. Mis dos novelas investigan qué sucede cuando no puedes tener esa conversación, cuando nunca obtienes la versión de tus padres de la historia que has compartido con ellos.
En ambos libros se nos muestra a madres muy dependientes y sometidas al criterio del padre, dedicadas a honrar su figura, más allá de la muerte, incluso.
V: Sí, pero por desgracia, fue así para la mayoría de las mujeres de su generación.
“(…) hay una diferencia entre la relación entre madre e hijo y la que hay entre madre e hija, porque la madre es un espejo en el que la hija se ve en el futuro, y la hija es un espejo en el que la madre ve su yo perdido, así que mi madre no quiere verme para no ver lo que ha perdido. ¿Es así? Un hijo puede tener que hacer un ajuste de cuentas con sus padres para seguir su propia voluntad y su propio camino y, si los padres lo aceptan, podrán tener luego una relación más equilibrada, en el fragor de la batalla, todos se han mostrado desnudos y vulnerables, y porque se ha intentado poner palabras a todo lo complicado y ambivalente, algo que nunca se había hecho entre mi madre y yo, lo que es necesario para que se rompa el círculo vicioso del dolor, ¿es eso lo que estoy haciendo? (…)”
En ambos, también, nos enfrentamos al conflicto entre madres e hijas. ¿Tan complicada es la relación entre las madres y las hijas?
V: No se puede generalizar, pero se complica cuando la generación más joven tiene muchas posibilidades y opciones que la generación anterior nunca tuvo. La generación anterior puede volverse celosa y amargada.
Johanna, a través del recuerdo, acaba generando la empatía necesaria hacia su madre y eso, junto con la confirmación del intento de suicidio materno, parece servirle para avanzar en su vida, aunque nada de ello contribuya a arreglar la situación con su madre.
V: No, porque la madre no quiere hablar con ella.Johanna se da por vencida. Ella, al menos, acepta que nunca tendrá la conversación que desea con su madre. ¡Se rinde! Decide despedirse de su madre a su manera. Tener la posibilidad de salir adelante.
“(…) Ella dirá que ahora es una persona distinta a la de entonces. Es comprensible que los padres deseen ser vistos con una nueva mirada por sus hijos, cuando estos maduran y se vuelven sabios. Pero nadie puede exigir a sus descendientes que dejen de lado la imagen que tienen de su madre tal y como la vieron su infancia, nadie puede exigir a sus descendientes que borren la imagen de la madre tal y como se creó los primeros treinta años de su vida, para luego verla imparcialmente como una mujer de setenta u ochenta años. (…)”
En nuestra entrevista precedente, usted me comentaba que “Llevamos nuestra infancia a lo largo de la vida.” Su nuevo libro confirma su tesis.
V: ¡Sí! ¡Tienes razón!
¿Escribe un diario? La propuesta formal de su libro, fragmentaria, a base de brochazos y reiteraciones, donde apenas hay diálogo, me hace pensar que, independientemente de cuan autobiográfica es la historia, cosa que para mí no tiene ninguna importancia, el diario está en la base de su trabajo.
V: ¡No! ¡Para nada! ¡No escribo un diario!
Supongo que ahora que está libre de la carga del cuidado de los niños puede organizar su propio horario. ¿Cuál es su rutina de escritura? ¿Se obliga a mantener un horario fijo, como un horario de oficina de 9 a 5, o tiene un enfoque más flexible, caótico, incluso?
Viajo mucho, para hablar de mi propia escritura, pero sobre todo de otros autores y su trabajo. Pero al mismo tiempo, siempre estoy enfrascada con mi propio trabajo, ¡en mi cabeza! No tengo una rutina especial. ¡Soy flexible, y todavía trabajo continuamente! Recuerde: las preguntas que exploro nunca pueden responderse de manera definitiva.
¿El éxito cambió la forma en que aborda la escritura?
¡¡¡¡No, no!!!!
El hecho de que sus libros se estén traduciendo a muchos idiomas y se vendan en todo el mundo, ¿le hace cuestionarse cómo se entenderán en diferentes latitudes y, en consecuencia, hacerlos más accesibles?
¡¡No, no!!
¿Cómo afecta a su escritura toda esta ola de corrección política?
Trato de entender los cambios en la sociedad. Los necesarios, y los otros, también. Trato de ser curiosa y de mente abierta, de no formarme una opinión antes de haber escuchado todas las partes de la discusión. ¡¡Tengo mucho que aprender!! Quiero escuchar y aprender y entender antes de decidir.
Sus dos últimas novelas nos convencen de que el pasado nunca es pasado, porque siempre vuelve.
V: ¡Sí! ¡Lo hace! Nuestro pasado es todo lo que tenemos. Por supuesto, tenemos esperanzas para el futuro, pero son utópicas, fugaces y en constante cambio. Nuestro pasado también está en constante cambio, pero algunos hechos son demostrablemente fijos.
Esa frase, “Nuestro pasado es todo lo que tenemos”, marida con una de mis pocas creencias fijas sobre la escritura, que es que el principal activo de un escritor, la principal herramienta del oficio, es su propia experiencia y su memoria.
¡Sí! Pero puedes cambiar el pasado escribiendo sobre él. ¡Los pasados (los tiempos) están cambiando!
Las referencias al psicoanálisis, y la actitud obsesiva del personaje principal, nos enfrentan a nuestra propia percepción de cuáles son los límites de la obsesión y la cordura, en unos personajes aparentemente sanos y cuerdos.
V: ¡Sí! ¡Eso espero!
¿Johanna representa la emoción y la madre la razón?
V: ¡No! No es posible separar razón y emoción. Una emoción puede ser razonable, y una supuesta razón puede estar basada en emociones.
“(…) el sufrimiento es una cadena que trae ese goce mágico que la felicidad nunca puede ofrecer. (…)”
También nos sitúa a las clases medias como territorio abonado para el trauma.
V: La mayoría de las personas experimentan traumas, independientemente de la clase social. Pero los traumas de la clase media pueden ser diferentes de los traumas de otras clases sociales.
Me da la impresión de que la materia prima de la que están hechos sus dos últimos libros es la misma: el pasado, rumiar, los límites de la cordura y de la estabilidad familiar, las mentiras que nos contamos a nosotros mismos para sobrevivir, pero que en este último usted ha acelerado el proceso y el resultado resulta formalmente más extremo.
V: Es interesante escuchar que tú como lector lo experimentas de esa manera. No lo pensé de esa manera cuando lo escribí.
¿Podría profundizar un poco más sobre esta cuestión, por favor?
Johanna es activa, no pasiva. Cuando no consigue lo que quiere (hablar con su madre), toma la cuestión en sus propias manos y actúa.
“(…) el miedo de la infancia no muere (…)”
La novela no tarda en convencernos de que ningún niño sobrevive a no sentirse amado por sus padres, y que el principal pecado de la madre es saltarse la ley natural, poniendo los intereses del padre por encima del de sus crías.
V: ¡Estoy de acuerdo! Pero también pienso que esta madre carga con un dolor no tratado de su propia infancia. Si no trata su dolor, puede transmitirlo fácilmente a sus hijos. “Recibí un problema de mi madre, pero no sabía qué hacer con él, así que se lo di a mis hijos”.
¿La escritura puede convertirse un sustitutivo de la terapia? ¿La escritura, la literatura en general, puede sanar nuestros traumas?
Articular sobre lo difícil puede ayudar, encontrar las palabras para ello puede ayudar y escribir puede ayudar. Pero, si escribir novelas fuera una terapia, los autores estarían sanos, y no lo estamos.
Sus historias transmiten la impresión de que no hay forma de sobrevivir al trauma, al que los personajes siempre regresan.
V: Creo que Johanna sobrevive a su trauma, al final, cuando entierra a su madre de manera simbólica… pero no estoy segura… ¡espero!
¿Tus lectores terminan tus libros liberados o más traumatizados? ¿Qué le dicen?
V: Si algunos lectores se han traumatizado aún más al leer mis novelas, no me lo han dicho, pero ¿acaso será porque están traumatizados? La mayoría de la gente me dice que ver formulado algo que no han sentido claro en sí mismos ha sido liberador.
En sus dos novelas que he leído, la soledad se nos muestra como el gran precipicio interior al que se enfrentan todos los personajes.
V: ¡Estoy de acuerdo!
Sus personajes están anclados en el presente y el pasado, nunca en el futuro. En el futuro, solo anticipan su muerte.
V: Esperan comprensión y consuelo, pero son realistas. La muerte es lo único cierto y lo que pone en perspectiva nuestra corta vida. Por lo tanto, se relacionan fuertemente con ella.
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