En la segunda parte de esta reseña en marcha, anuncié el tema de esta tercera parte y he de confesar que tenía cierto temor por que Vicente Luis Mora pudiera sentirse ofendido al tratar su obra como si fuera una película animada, desestimando comparaciones más canónicas, aunque tengo la convicción de que los guionistas de Pixar se convertirán en una referencia para la escritura de nuestro siglo. Por suerte, al volver a retomar la lectura de Circular 22 me encontré con que el propio autor nombra a uno de los personajes de Pixar en un fragmento sobre la basura y los niños:
“…o las andanzas del robot Wall-E intentando limpiar los escombros del planeta Tierra abandonado a su suerte: los niños nacen, desde el pasado siglo, familiarizados con la basura…”
Así que, por suerte, Vicente me ayuda en esta reseña justo en el momento en el que llego al centro de Circular 22, un centro que es un epígrafe de Kafka encuadrado con la frase: “Está Ud. En el centro», como si se tratara de la placa en el Kilómetro 0 de Madrid. Pero en realidad, el centro de Circular no es más que un gran Easter Egg.

Un easter egg (huevo sorpresa en castellano) es una de las formas que los guionistas y directores han encontrado para lanzar guiños a su público. Elementos ocultos que sirven como regalos sorpresa para el espectador y que enriquecen la experiencia cinematográfica. Quizás, los guionistas de Pixar han sido los que más juego han sacado al fenómeno del easter egg, convirtiendo esta práctica en una especie de sello o poética, si se me permite la licencia. Una sencilla búsqueda en internet nos permite acceder a decenas de artículos o videos descubriendo los easter eggs de todas las películas de Pixar. En la actualidad, apariciones como las que hacía Hitchcock en sus películas u otro tipo de referencias como las que comparten las películas de Spielberg y George Lucas, son consideradas easter eggs. Sin embargo, el término viene del mundo de los videojuegos, en concreto del juego Adventure, de Atari, de finales de los 70, en el que su programador escondió en un pixel su firma. (Por cierto, en la película Ready Player One de Steven Spielberg aparece un easter egg sobre el propio easter egg del juego Adventure).

Pero volvamos a lo que nos ocupa, Circular 22 y, como supongo que ya habréis deducido, los easter eggs que contiene:
Primer tipo de easter eggs: Las calles.
Las calles. Sí, las calles. Las calles son los títulos de cada relato, cada poema, cada fragmento. Quiero ponerme en la piel de cada lector madrileño. ¿Qué siente al ver el nombre de la calle donde vive o donde trabaja? No hace falta mucha imaginación. Yo arqueé una ceja al ver el nombre de una avenida de San Sebastián, una tan poco poética como la avenida de Zarauz. Supongo que VLM pasó por allí de camino a dar alguna charla en la universidad.
Segundo tipo: Los epígrafes.
Los epígrafes, las citas de otros autores. Esto no es algo raro de ver en otros libros, es más, no hay libro, novela o poemario que no tenga homenajes en forma de citas de otros autores. En el caso de la poesía, los epígrafes funcionan como sostén de lo que el propio autor ha escrito. El caso es que Circular 22 es toda una fiesta de citas literarias. Algunas de ellas son prácticamente parte del relato pero, en otras ocasiones, incluso son el relato. Esto ocurre sobre todo en las series que aparecen subtituladas, como Bibliomaquia, una suerte de poemas dadaístas, hechos con retales de citas de otros autores, pero que dan la impresión de no estar cortados al azar de las tijeras de Tristan Tzara, sino con la precisión del corte láser de un cirujano. Entre ellas, destaca CALLE LISBOA, un poema rehecho con trozos del poema Salobre, de José Ángel Cilleruelo y el sorprendente CALLE NUEVA:
CALLE NUEVA
[Bibliomaquia]
Llegué a un lugar donde el dolor impide el pensamiento
CHUS PATO
era más una necrópolis que una metrópolis
LUDWIG HILBERSEIMER
¿quién, si es ciudadano de estirpe,
huyendo de la ciudad,
se libra de sus impaciencias?
EUGENIO D’Ors
aunque no quieras, volverás a Madrid
JUAN JOSÉ MILLÁS
ciudad extraña, hermosa y fea a un tiempo
ROSALÍA DE CASTRO
me ha dado seiscientas placas de calles
ANNE SEXTON
si uno se queda quieto y en silencio
[…] puede escuchar
el ruido de la ciudad cuando crece
GABRIEL PEVERONI
es terriblemente difícil vivir aquí,
tan terriblemente difícil
F. M. DOSTOYEVSKI
antes había casas bajas
donde ahora están las torres
MARABUNTA
No sé si en las siguientes páginas de Circular 22 encontraré más poemas de este tipo, pero he de confesar que debido a que estas construcciones me sonaban, volví a revisar otro libro de Vicente Luis Mora, Micronesia, y allí encontré otra Bibliomaquia titulada Fractal de los días.
Esto me lleva al tercer tipo de easter eggs en Circular 22, las autorreferencias a la propia obra de Vicente Luis Mora.
Antes de encontrar el easter egg anterior ya había advertido que en Circular 22 aparecen citas de Fred Cabeza de Vaca o Alba Cromm, que son personajes de otras novelas anteriores o que el fragmento titulado CIENPOZUELOS. POLÍGONO INDUSTRIAL DE LA SENDILLA, es una secuela de su relato Hábitat. Este relato pertenece su libro de relatos Subterráneos, que está actualmente descatalogado, pero Vicente Luis Mora ha tenido el ojo de dejarlo disponible en la red en algunas revistas online como estas:
http://www.cosmicacalavera.com/2021/01/habitat-por-vicente-luis-mora/
Pero fue al llegar al texto VARSOVIA, AVENIDA OSTROBAMSKA cuando me di cuenta de que ya lo había leído. Este texto, prácticamente igual, aparece en su libro de aforismos Nanomiralia (La Isla de Siltolá). Este descubrimiento me llevó a preguntarme sobre si el autor lo había incluido de forma consciente en Circular 22 o si se trata de una duplicidad fruto de la forma de crear de Vicente Luis Mora.

Quizás un escritor es simplemente un troquelador de piezas de un puzzle del que, a menudo, no dispone de la imagen que aparece en la caja. Pensando en el narrador de esta forma: ¿no tiene sentido que una pieza creada pueda encajar en dos puzles distintos?
Creo que esto responde a dos cuestiones que trataré en la siguiente parte (o pantalla): cómo en esta obra se dejan ver los cimientos de la escritura y a qué tipo de lector va dirigida.
Seguro que hay muchos más textos que aparecen en otros libros del autor, pero no quiero parecer el niño más listo de la clase. Lo que sí quiero hacer es animar a los lectores –espectadores– jugadores a buscar más, a ir a las librerías como si fueran tiendas online de videojuegos o plataformas de streaming y comprar todos los libros de Vicente. Estoy seguro de que no solo habrá textos en Circular 22 de sus otros libros, sino que entre ellos compartirán easter eggs. Podríamos decir que Vicente tiene una literatura autorreferencial, pero, ¿y si lo ha hecho queriendo? Y si sus obras son todas siameses separados al nacer, que comparten, no sé, el bazo, pero a su vez un dedo con otra y a su vez parte del cerebro con todas…
BONUS TRACK: No me olvido de que en la segunda parte de esta reseña en marcha prometí explicar por qué creo que un poema que dije que se basaba en el famoso monólogo de Roy Batty en Blade Runner está basado en Aullidos de Allan Ginsberg (como veis hasta yo empiezo a meter easter eggs autorreferenciales en mis propias reseñas). Precisamente, en Nanomoralia aparecen un par de aforismos siguiendo el inicio del poema de Ginsberg: “He visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura”:
He visto a las mejores mentes de mi generación mirando a las mejores mentes de mi generación.
He visto a las mejores mentes de mi generación haciéndose selfies.
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