A continuación un fragmento de Circular 22:
CALLE VALVERDE
- ¿Para cuándo piensa dejar el autor la cuestión?
- ¿La cuestión?
- Sí, claro la cuestión: ¿esto es o no es una novela?
- …
- …
- ¿De verdad necesita una respuesta?
Carrer de Joan Comorera, Barcelona
Camino hacia mi trabajo y me cruzo con Pablo Matilla, uno de los responsables de la revista Kopek. No le conozco en persona, pero hemos intercambiado mails. Nos miramos, nos reconocemos (la magia de las redes sociales, supongo) y nos paramos a charlar como si esa no fuera la primera vez que lo hacemos (la magia de las redes sociales, seguro). Yo le pregunto sobre su recién publicada novela y él me pregunta sobre esta reseña y sobre Circular 22. “¿Pero en realidad qué es? ¿Novela, relatos?” y la aún más pertinente: “¿Para qué tipo de lector es Circular?”
La primera es una de las preguntas que más le han hecho a Vicente Luis Mora en los 25 años de proceso creativo de Circular. Él mismo hace el guiño en el fragmento que inaugura esta reseña y aunque él dice que es algo que no le preocupa, creo que es lo realmente significativo: conseguir que el lector se pregunte por el género de lo que está leyendo es convertirlo en un lector de literatura.
He leído en un artículo de Jorge Carrión que toda obra importante incorpora su propia pedagogía, sus instrucciones de uso. He pensado que si Circular 22 es una obra importante debería incluir su manual, ¿lo hace? Y esta pregunta me ha llevado otra vez a los tres prólogos que ya en mi primera lectura sospeché que eran parte de la novela y no prólogos. Ahora tengo la certeza.
Circular 22 contiene dos prólogos al inicio, uno es de la editora de esta versión de Circular, la investigadora polaca Mónica Sobolewska. Releyendo el primer prólogo y repasando las notas a pie de página uno se da cuenta de que tiene una voz demasiado similar a la del autor cuando entra al terreno del microensayo, y uno sospecha y comete el pecado de la curiosidad. Así que me he ido hasta el final de la obra donde la propia Mónica escribe el Epílogo Crítico. (Esto me ha llevado a pensar que quizás Circular pueda leerse de forma discontinua, pero este ya será quizás un tema para otra parte de esta reseña en marcha). La ironía con la que termina ese epílogo crítico no da lugar a dudas:
«…doy por terminada mi investigación doctoral, culminada con esta edición científica, con la dolorosa sensación de ignorar si he dedicado tantos años de mi vida a un libro de valor, o a una excreción estética y sentimental…»
El segundo prólogo corre a cargo de Javier Fernández, editor de las versiones anteriores de Circular (03 y 07) que nos pone en contexto el origen de la obra y su idea, el punto de partida y, por lo tanto, lo que Circular quiere ser y transmitir. El tercer prólogo es un “Prefacio de los autores” escrito por los diferentes Vicentes Luis Mora que a lo largo de los 25 años de escritura han desarrollado esta obra con el propósito de marcar claramente la línea de tiempo en la escritura que refleja la obra.
Existe un texto más antes del “inicio” de la obra, un texto titulado Playas de Málaga. Un relato en el que un padre lleva a su hijo desde el pueblo por la sierra de Málaga para ver algo inmensamente grande y con olor a salitre que cambiará la visión de las cosas de su hijo para siempre.
No solo eso, Circular 22 esconde un prólogo más. En la página 157 tenemos, como si de un fragmento más se tratara PRÓLOGO A CIRCULAR 07. LAS AFUERAS (que por cierto está en medio de la parte llamada Las Afueras) y en el que justifica la aparición de lugares que no sean las calles de Madrid:
«…he añadido ciudades, porque el mundo se interconecta y el libro con él, y se agregan algunos géneros y técnicas inéditos en la primera entrega…»
En CALLE RONDA DE LOS TEJARES, CÓRDOBA, se puede leer una carta a una editorial muy conocida (literalmente, no se nombra a la editorial). Llevamos casi 150 páginas de lectura cuando el autor nos refresca las instrucciones de lectura de la novela. Circular es un libro que se autoayuda:
“Quizá no haya otro modo de acercarse a la realidad complejísima que toda gran ciudad representa. Aparte de los dos centenares de fragmentos narrativos de que este libro se compone, la inserción de algunos poemas, apuntes y microensayos responde únicamente al consejo borgiano por el que debe ser el contenido el que elija la forma”
Más adelante, en BRUSELAS, BÉLGICA, BOULEVARD ANSPACH, volvemos a encontrarnos con un fragmento en forma de ensayo en el que Vicente Luis Mora habla de tres libros: Trazado de la Periferia, de María Ángeles Maeso; Las Afueras, de Pablo García Casado y El Atlas, de William T. Vollmann. El autor define a estos tres libros como primos de Circular y, hablando de ellos, habla de su propio libro.
Estoy seguro de que habrá más instrucciones de uso desperdigadas, quién sabe si incluso de forma calculada, por todo el texto. Momentos en los que el autor permite al lector que salga a la superficie, coja aire y vuelva a sumergirse en la ficción, embriagado de oxígeno.
Al comenzar a hacer esta reseña en marcha sabía que iban a pasarme (al menos) dos cosas:
Que al avanzar en la lectura tendría que desdecirme de lo dicho en algún párrafo anterior y que, a medida que fuera leyendo otras reseñas de este libro me resultaría más difícil encontrar un enfoque original para mis siguientes entregas.
He leído reseñas que comparan Circular con la obra de Robert Walser, con Rayuela de Cortázar, con el Libro de los pasajes de Walter Benjamín, con Berlín Alexanderplatz de Döblin. Noto que se me agotan las posibilidades, así que esta cuestión la salvaré en mi siguiente entrega hablando de lo que he encontrado en común entre este libro y las películas animadas de Pixar.
Lo que sí me ha pasado es que tengo que desdecirme. En la primera parte de mi experiencia lectora con Circular 22 escribí que uno de los textos que más me habían llamado la atención era un poema cuyos versos comienzan con “He visto…” como en aquel diálogo final de Blade Runner: «He visto cosas que no creeríais». Acercándome al centro de Circular, creo que la referencia de este texto es el comienzo de Aullido de Allan Ginsberg («He visto a los mejores cerebros de mi generación…») y por qué pienso esto lo contaré en la tercera parte de esta reseña en marcha, sí, la de Pixar. (Léase esto como un cliffhanger).
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