Nada menos borgiano que no leer. Y sin embargo, poder disfrutar de su prosa, de sus tramas, de sus contundentes opiniones, de su mirada poética, de sus entrevistas o de lo que los demás cantan o dicen de él en cualquier lugar (el tren, el gimnasio o el purgatorio) es hoy más fácil que nunca gracias al advenimiento del mp3. El podcasting y los audiolibros permiten que nos lean a Borges, como a él tuvieron que leerle cuando ya no pudo hacerlo por sí mismo, como mínimo durante los 30 últimos años de su vida. Y, desde luego, como en tantos otros ámbitos la llegada de internet ha cambiado las reglas del juego narrativo. Acceder a todo tipo de información está al alcance de cualquiera que tenga un ordenador y una conexión a la red y uno no puede dejar de imaginarse a un Borges todavía vivo en la actualidad enganchado a Wikipedia (aunque quizá también indignado por la facilidad de edición de la misma y dando por hecho que es imposible aunar universalización y rigurosidad de la información) y a Ivoox, buscando contenidos de su interés mediante dispositivos adaptados. Quizás también haciendo “egosurfing” y buscando qué hay en las redes sobre él. El marasmo de trabajos académicos (incluso científicos: hay un “Diagnóstico etiológico de la ceguera de Jorge Luis Borges basado en su obra literaria” en sciencedirect que es un delicioso y a seguir “crossover” entre ciencia e humanidades) y el extenso material visual y sonoro que puede encontrarse en Youtube posiblemente provocarían una de sus calculadísimas falsas modestias. Son muchos los contenidos borgianos que existen en ese aleph que es internet; aquí y ahora trataremos todo lo que se encuentra a día de hoy, los sonidos (y un muy poco de las imágenes) que Borges inspiró y articuló. Recuerden que Youtube, instalada en un perpetuo limbo legal, debe retirar los contenidos si el propietario de los derechos de los mismos así lo exige, por lo que quizá algunos de estos audios y videos puede desaparecer con el paso del tiempo por imperativo kodamiano o de otros.
Empecemos por los audiolibros de ficciones. En este ámbito, el mundo anglosajón nos lleva mucha ventaja: encontrar una sección de “talking books” con multitud de estuches (con decenas de compact discs cada uno; qué arduo se hace escribir “compact discs”, por cierto) en una biblioteca de cualquier país de la Commonwealth es lo habitual. Los audiolibros de Borges en inglés se nutren exclusivamente de selecciones de sus cuentos, sin presencia de su faceta como pensador o poeta. El audiolibro más popular es “Collected Fictions” de Penguin House: nos ofrece más de cinco horas de prosa borgiana leída de un modo ligeramente teatralizado por George Guidall y con traducción de Andrew Hurley. Sin embargo, el texto se anuncia como “unabridged” en alguno de los muchos catálogos en que se oferta (cualquier plataforma de audiolibros en inglés la ofrece, incluso ITunes o Amazon) y sí está algo recortado. Pero las lecturas que hizo en 1983 Henry Strozier en “Labyrinths” (a partir de traducciones de diversos autores) sí son del texto completo: su dicción es también impecable y hay menos afectación en su prosodia, por lo que la hacen más merecidamente canónica que la de Guidall, en mi opinión. No obstante, incluye menos relatos que la versión de Guidall y no es tan fácil de encontrar. Además, el formato original de edición (casete) dificulta la tarea, pero las reediciones hechas en CD por parte de instituciones australianas y norteamericanas relacionadas con la difusión de cultura para ciegos han aumentado las posibilidades de encontrar un ejemplar. Finalmente, el último gran lector en inglés de Borges es Alexander Scourby. Su “The Alef” (sic) se puede encontrar en Youtube e incluye un extenso texto autobiográfico como agradecido contenido extra al final. Para descargarlo, buscarlo como “The Aleph and Other Stories” en Audio Book Bay. La traducción es de (fans acérrimos de Borges, prepárense para arquear una ceja) Norman Thomas Di Giovanni.
En español, por desgracia no hay ninguna edición de sus obras en audiolibro, aunque sí hay multitud de versiones amateur muy fáciles de encontrar en plataformas P2P o en Youtube. Normalmente se trata de esforzados argentinos con equipo de grabación doméstico que quieren leer todo un libro de cuentos de un tirón y sin editar el resultado para corregir errores, por lo que abundan los titubeos, los acentos mal colocados, los fallos de entonación y la monotonía en la locución. Existe una variante mucho más terrible: los cuentos leídos por esa voz estándar, robotizada y programable del tipo “inserte aquí el texto que la aplicación lo leerá”, con la imposibilidad de corregir prosodia, cultismos y otros términos que el diccionario interno del programa no recoja. No quisiera ser faltón con los voluntariosos lectores que lo han intentado: sirva este comentario para pedir una edición profesional (leída por un/a buen/a rapsoda y con un trabajo de edición detrás) en español de los textos de Borges que brilla por su ausencia en Megustaescuchar, Audioteka, Sonolibro o cualquier plataforma de audiolibros hispanoamericana. Albalearning ha empezado a rellenar ese hueco, pero queda muchísimo por hacer. Curioso que sí pueda escucharse a Borges en polaco o portugués con un acabado convincente (den un paseo por Youtube) y no en su propia lengua materna. Matizo: sí hay algún cuento bien interpretado en español, pero se trata de un cuento, dos a lo sumo, no hay antologías sonoras largas, en castellano y profesionales de relatos borgianos. Afortunadamente, la radio ha cubierto parte de esta carencia y hay excelentes locuciones de cuentos y ensayos borgianos que pueden encontrarse en Ivoox. Pongan “Borges” en el buscador de la página, denle a “Ver todo” y arriésguense
La cosa cambia con la poesía. La reedición de libro + CD de “Borges por él mismo” por Visor (el original es de 1967) ha alimentado el catálogo de no pocas bibliotecas públicas y privadas. Borges no es un gran rapsoda (digamos que su afectación es siempre homogénea) pero, al fin y al cabo, Borges no lee, recuerda. Para hacerse con este auténtico palimpsesto sonoro puede uno dirigirse a cualquier librería online o incluso a Discogs si solamente se quiere el disco, disco al que agradecerle que Borges sea un artista “featuring” en Spotify, bajo la lista “Jorge Luis Borges lee sus poemas”. Un documento así solo puede calificarse de auténtico lujo: Borges comenta, siempre atinadamente, sus poemas a modo de introducción: escuchar como su voz los contextualiza aporta un escalofrío añadido a la experiencia. Quizá por ello no hay más ediciones profesionales de lecturas de poemas de Borges en español, por lo que de nuevo la red y especialmente Youtube son el lugar donde encontrar versiones domésticas. Como con la prosa, Ivoox también permite escuchar poesía borgiana, aunque aquí hay más lecturas de aficionados que no de profesionales. Lo mismo puede decirse del Borges leído en su otra lengua materna, la de su nana: a falta de audiolibros al respecto, en Youtube hay lecturas desiguales de sus poemas sueltos vertidos al inglés.
También esta web de streaming nos permite disfrutar de casi todo el contenido online en el que escuchamos al propio Borges hablar: sus conferencias, entrevistas y documentales. Aquí hay tantísimo que reseñar que lo mejor es empezar por los imprescindibles, como la entrevista de un “starstruck” Soler Serrano a Borges en “A fondo” (cuya integral de programas editó a bombo y platillo Editrama en 2005 y no es difícil encontrar en plataformas de venta online o bibliotecas), las conferencias que dictó en Harvard (reunidas bajo el nombre de “This craft of verse” y editadas en cuatro CDs por la misma universidad; se encuentran fácilmente en Discogs), la última entrevista que le realizaron en televisión (la de Burzaco en 1985), las conferencias de 1977 (recopiladas bajo el nombre de “Siete noches”), las que realizó Piglia o el diálogo de Borges y Octavio Paz. En cuanto a los documentales, la mayoría son breves piezas televisivas que se realizaron entre finales de los 80 y mediados los 90. La calidad de audio y video acusan su realización analógica, que dificulta su visionado y escucha en digital por lo rupestre de su conversión. Pero no me hagan demasiado caso y limítense a navegar caóticamente por la página y a aceptar sugerencias de videos. Quién sabe lo que pueden encontrar tras otro click.
Finalmente, Ivoox es otro lugar donde encontrar algunos de estos últimos contenidos, convenientemente transferidos a mp3. También es el lugar donde encontrar especiales radiofónicos (los de “Documentos RNE” merecen destacarse, tanto el de 2003 como el de 2011, este último centrado en el tango borgiano), experimentos curiosos (el análisis en “Guiones y guionistas” de las narrativas de Netflix a partir de los cuatro argumentos universales formulados por Borges), el audio relativamente corregido de la entrevista promocional de “Borges Oral” y, por fortuna, mucho, muchísimo más. En inglés, la BBC se lleva la palma, pero su política de podcasting (publica tal cantidad de material que lo elimina de las redes al cabo de unos pocos meses para dejar espacio a lo nuevo) compromete su escucha. Si pueden encontrar el “Libraries, Labyrinths, Borges and me” de Peter White, bingo. The New Yorker tiene hasta tres cuentos de Borges leídos y comentados por autores anglosajones, gracias al buen hacer del podcast sobre ficción narrativa de Deborah Treisman.
Terminamos con música, pero sólo apuntaremos ideas, pues el Borges que ha inspirado canciones merece artículo propio, aunque nunca fue ningún melómano ni se las dio de ello. Le gustaban más Pink Floyd (especialmente la película de “The Wall”) que Beethoven y siempre decía que era Maria Kodama su puerta de acceso a nuevas músicas. Más de una vez insiste en que Gardel vulgarizó el tango, aunque es el formato original de la milonga (guitarra y voz) el que inspira los poemas de “Para las seis cuerdas” y el mismo tango el objeto de no pocos de sus ensayos y desvelos. Dos gigantes de la música argentina como Guastavino y Piazzolla se inspirarán en sus cuentos y poemas y todavía hay en el presente quien lo hace, como Benjamin Biolay en 2016 con ese breve y bonito collage que es “Borges Futbol Club”, más maradoniano que borgiano (“barrilete cósmico”) pero que demuestra que, en su terapia de shock porteña, Biolay sabe entender códigos y sentidos del humor. Y suficientes laberintos de librerías, espejos y tigres por hoy; volveremos con la música en otro momento.
Algunos links para poner en práctica lo expuesto:
http://www.openculture.com/freeaudiobooks
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