Editorial Valdemar. 693 páginas. 1ª edición de 1990, ésta es de 2021.
Traducción de Francisco Torres Oliver.
De adolecente leí unas cuantas de las antologías de relatos de H. P. Lovecraft publicadas por la editorial Alianza. Se me quedó pendiente leer un libro de Alianza titulado Los mitos de Cthulhu, en el que varios autores, amigos de Lovecraft ‒el llamado «Círculo de Lovecraft»‒, recreaban en sus escritos los mitos cósmicos creados por su amigo y maestro. A los diecinueve años dejé, de forma bastante radical, la lectura de los géneros con los que crecí, el terror y la ciencia ficción, y me pasé al realismo. Sobre los treinta y cinco año volví con los géneros literarios de mi adolescencia y, de este modo, leí los dos tomos de Valdemar con la narrativa completa de H. P. Lovecraft. Durante la última Feria del Libro de Madrid me apeteció pasarme por la caseta de Valdemar y me encontré con una nueva reedición de un libro que sacaron en 2001, Cthulhu. Una celebración de los mitos. Imagino que no será exactamente igual que aquel de Alianza que no leí, pero que tendrá relatos coincidentes.
Este libro se publicó por primera vez en 1990 en la editorial Arkham House Publishers, que fue fundada en 1939 por August Derleth y Donald Wandrei, que son dos escritores del Círculo de Lovecraft, que precisamente fundaron la editorial para que no se perdiera la obra de su maestro, muerto en 1937.
Este volumen está formado por una introducción, a cargo de James Turner, y por veintidós cuentos, dos del mismo Lovecraft, y otros veinte firmados, en su primera parte, por amigos y coetáneos, y en su segunda parte por escritores posteriores, como Stephen King, que también han querido rendir su particular homenaje al maestro del terror.
El cuento que abre el libro es La llamada de Cthulhu de H. P. Lovecraft, escrito en 1926 y publicado en 1928. Es uno de los cuentos fundamentales en la creación del imaginario de Lovecraft. En él, una serie de personas sensibles sufren durante unas noches concretas perturbadores sueños, cuya esencia se repite en personas que no tienen relación entre sí. El narrador irá descubriendo las conexiones y la presencia, en lugares remotos de la Tierra, de ancestrales ritos, que invocan a fuerzas dormidas en el fondo de los océanos, pero que llegaron desde el espacio exterior. Después de leer todo el libro, La llamada de Cthulhu me parece el mejor cuento que hay en esta antología, con diferencia. Me encanta la construcción literaria, cómo Lovecraft muestra el misterio a través de un narrador testigo que va desvelando los descubrimientos de otros. Ya he comentado alguna vez que Jorge Luis Borges leyó a Lovecraft y que estoy convencido de que influyó en su obra. En La llamada de Cthulhu aparece ya el Necronomicón, el libro prohibido del árabe loco Abdul Alhazred, que será evocado en muchos otros relatos de esta antología. Estos detalles de los narradores interpuestos y los libros inventados son muy del gusto de Borges.
No me había dado cuenta hasta ahora de que La llamada de Cthulhu se abre con una cita de Argenon Blackwood. Como he leído hacía poco El Wendigo y otros relatos extraños y macabros, una antología de Blackwood que publicó Valdemar en 2020, he reconocido la cita y sé que es de Los Sauces, una novela corta publicada en 1907, y que según el propio Lovecraft es «el mejor cuento sobrenatural en la historia de la literatura inglesa». En Los Sauces Blackwood empieza ya a hablar de terrores desconocidos surgidos del espacio, y es un precursor claro de la obra de Lovecraft y de estos mitos de Cthulhu.
Clark Ashton Smith contribuye al libro con dos cuentos. El primero es El retorno del brujo. En él aparece el Necronomicón, pero es un relato más de brujería que de terror cósmico, así que, en un principio, me ha extrañado su inclusión en este libro. Es un relato solvente, en cualquier caso. El segundo es Ubbo-Satha y éste sí que ya guarda relación de una forma más clara con los mitos. Su protagonista encuentra un cristal lechoso en una tienda de antigüedades y, a través de él, puede acceder a tiempos remotos. Además esta piedra ha sido encontrada por un geólogo en Groenlandia, una localización que nos remite al cuento La llamada de Cthulhu. Ashton Smith es un autor de fantasía poético y no defrauda en estos textos.
Robert E. Howard, el creador de Conan el Bárbaro, era uno de los amigos más personales de Lovecraft. Su cuento es La piedra negra y está escrito, en gran medida, como una variación de La llamada de Cthulhu. Un hombre interesado por libros antiguos que desvelan misterios viaja hasta un pueblo de Hungría. Cerca de él hay una columna de origen desconocido, a la que los lugareños le recomiendan no acercarse. La narración fantástica me parece correcta, como lector acepto el pacto que el autor me propone, pero sí me exasperaba un poco que el protagonista no tiene ningún problema de comunicación en el pueblo de Hungría, y en ningún momento se dice que sepa hablar húngaro.
Los perros de Tíndalos de Frank Belknap Long lo había leído en una de las antologías de Valdemar. Un cuento sobre las teorías del tiempo de Einstein y personajes que toman una droga que abre las puertas de su percepción. Consigue crear un interesante efecto de tensión creciente.
Long tiene un segundo cuento titulado Los devoradores del espacio. Aunque este relato es menos conocido que el anterior, creo que al final me acaba gustando más. La niebla invade un pequeño pueblo costero, donde vive el amigo del narrador, un escritor de relatos cortos. Es posible que el cerebro del vecino haya sido colonizado por seres venidos del espacio y esto provoque más de una situación terrorífica.
August Derleth también tiene dos relatos en esta antología. Derleth era de Wisconsin y en esta región sitúa la acción de sus historias. El primero es El morador de la oscuridad. Me ha gustado que además de un homenaje al mundo de Lovecraft, también lo es al mundo de Blackwood, ya que este relato contiene una referencia directa al mito de El Wendigo (uno de los cuentos más famosos de Blackwood). El morador de la oscuridad es un cuento muy bien armado, una de las piezas más destacadas del conjunto.
El segundo cuento de Derleth es Al otro lado del umbral. Está contado desde el futuro, y el narrador nos habla de la historia final de su abuelo, en contacto con seres sobrenaturales. Me ha gustado bastante también. Derleth me ha parecido uno de los autores más convincentes de esta antología.
Un momento brillante y divertido del libro se inicia con El vampiro estelar, de Robert Bloch, famoso por ser el autor de la novela Psicosis. Un Bloch adolescente, que estaba empezando a escribir, contactó por carta con un maduro Lovecraft, y acabó entrando en su círculo de amigos epistolares. Bloch le preguntó a Lovecraft si podía matarle en un relato, y Lovecraft le dio su bendición. Así en este relato, un joven Bloch acabó haciendo que a un oscuro escritor de Providence le acabará chupando la sangre el vampiro estelar que prometía el título.
Lovecraft entró en el juego y el cuento El huésped de la negrura le devolvió la pelota a Bloch, asesinando a un joven escritor que se había instalado en Providence para inspirarse, pero cae presa de fuerzas extrañas, dominado por antiguas sectas que tuvieron su morada en una iglesia hoy abandonada. De nuevo, como ya ocurría con La llamada de Cthulhu, este cuento de Lovecraft acaba siendo uno de los más destacados del libro. Lovecraft, frente a sus amigos y seguidores, sigue siendo el rey de la atmósfera y la sugerencia.
Robert Bloch vuelve a la carga, y en La sombra que huyó del chapitel un amigo del escritor muerto en el cuento anterior de Lovecraft llega a Providence para investigar la extraña muerte de su amigo. Me gusta, también es una historia casi policial, en la que un narrador testigo va recabando pruebas de los extraños sucesos que tuvieron lugar en Providence.
El siguiente cuento también es de Bloch (el único autor con tres cuentos en esta antología) y se titula Cuaderno hallado en una casa deshabitada. Me gusta porque sube el listón de la originalidad, un adolescente encerrado en una casa en el bosque cuenta su historia en un cuaderno, acosado por fuerzas extrañas. Como es un joven sin formación, su narración contiene más de una poco sutil falta de ortografía.
El horror de Salem de Henry Kuttner lo había leído ya en una de las antologías de los mejores relatos publicados en Valdemar. Un escritor de novelas románticas ha alquilado una antigua casa de Salem para concentrarse y escribir su última novela. Una extraña rata interrumpirá su trabajo y le hará descubrir un sótano, en que posiblemente se practicó brujería durante el siglo pasado. Un solvente relato.
El terror de las profundidades lo firma Fritz Leiber, al que yo hasta ahora relacionaba con la ciencia ficción, pero que como he comprobado en internet también escribió fantasía y terror. Con sus casi 60 páginas es el relato más largo del libro y se acerca ya a la logitud de una novela corta. Es una narración muy bien hecha, un gran acercamiento a La llamada de Cthulhu, recreando sus ideas básicas, con artistas sensibles que tienen sueños extraños y que plasman en sus poemas, cuadros o esculturas, y con un estudioso de la universidad de Miskatonic en la ciudad de Arkham (universidad y ciudad creadas por Lovecraft), que se encarga de recopilar este arte y relacionarlo. Lovecraft aparece citado aquí y también Bloch. Robert Blake, el protagonista del cuento El huésped de la negrura (Lovecraft), cuya muerte se investigará en La sombra que huyó del chapitel (Bloch) se incorpora a los mitos en este relato. Este tipo de detalles resulta muy simpático en toda esta historia del Círculo de Lovecraft. También se habla aquí, por ejemplo, de los protagonistas de la novela de Lovecraft En las montañas de la locura.
Suben con Surtsey de Brian Lumley está ambientado en Glasgow y es la historia de dos hermanos, en la que uno de ellos ve en sueños a los Primigenios de Lovecraft. Es un cuento correcto. A estas alturas debería decir que el lector acaba sintiendo el peso de la acumulación de narraciones similares que, en gran medida, son variantes sobre un mismo tema y, en más de una ocasión, he sucumbido al cansancio de la repetición compositiva e intencional de estas historias.
Edición fría de Ramsey Campbell sobre un desagradable lector de libros extraños me parece uno de los cuentos más flojos del conjunto, un cuento barato, sin el «encanto» de lo pulp de las fantasías clásicas que contiene esta antología.
El regreso de los lloigor de Colin Wilson acaba siendo un homenaje al escritor de terror Arthur Machen. Está ambientado en Gales y un norteamericano viaja hasta un pueblo de de esta región en busca de los escenarios de Machen para darse cuenta de que sus relatos fantásticos forman parte de la realidad. Es quizás una narración inocente y paranoica, pero que termina teniendo encanto.
Mi barca de Joanna Russ es el único cuento de la antología escrito por una mujer. Un escritor le cuenta a su agente una experiencia vivida en su adolescencia cuando conoció a una joven chica negra en un grupo de teatro, una chica que tenía capacidad para transformar una barca en un yate y desaparecer para siempre. Se cita a Lovecraft aquí y el Necronomicón, pero diría que este cuento destaca por ser bastante diferente al resto. Me ha llamado la atención que se haga una referencia a Woody Allen, y el lector comprende ya de golpe que los últimos cuentos del libro ya no están escritor por los amigos directos del Círculo de Lovecraft, sino por seguidores de generaciones posteriores.
Palos de Karl Edward Wagner retoma los mitos clásicos, con sectas secretas y es un buen relato, que ha de sortear el problema comentado de la repetición en las distintas variantes de un mismo tema.
El nombre de Philip José Farmer lo conocía vinculado a la ciencia ficción, y pensaba que era un escritor con cierto prestigio. Su relato Matriculado en primero me ha decepcionado. Me ha parecido demasiado baratero, aunque la historia era original, sobre un sesentón que se matricula en una universidad sobre ritos exotéricos, la resolución me ha parecido pobre.
Jerusalem´s Lot de Stephen King es uno de los mejores relatos de este libro. En 1850 un heredero acude a una casa de su familia con un criado. Uno de los pueblos cercanos ‒Jerusalem´s Lot‒ está deshabitado y pronto los nuevos inquilinos de la mansión empezarán a sentir el rechazo de sus vecinos, mientras extraños sonidos y presagios les acosan. El relato es epistolar y la tensión narrativa está perfectamente medida. Se me ha abierto el apetito y me apetece volver a King, al que admiré en la adolescencia.
Descubrimiento de la zona Ghoórica de Richard A. Lupoff se ambienta en 2337, 400 años después de la muerte de Lovecraft. Los protagonistas están en una nave espacial y son ciborgs, que además de tener partes de su cuerpo mecánicas, también han podido modificar su sexualidad. Creo que Lupoff dedica demasiado tiempo en explicarle al lector cómo es el mundo que ha creado, con su vocabulario específico, en vez de a narrar. Y este relato me ha acabado aburriendo.
En resumen, considero que Cthulhu. Una celebración de los mitos es una interesante y divertida antología de cuentos de terror, en la que destacan las piezas de H. P. Lovecraft, August Derleth, Robert Bloch, Fritz Leiber y Stephen King. Recomendaría no leer todos los relatos de este libro seguidos, sino intercalados con otros libros para evitar la posible sensación de repeticiones, de variantes sobre un mismo tema.
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