(fragmentos de un diario hallados recientemente en el lugar donde cayó un meteorito)
-4.000 millones de años, tal vez sábado por la mañana, ya ni sé
Estos últimos siglos vengo sintiendo un tedio insoportable. La rutina me tiene aplastado y la escritura no me ayuda a sentirme mejor. Noto que la inspiración me abandona. ¿Pero qué le voy a hacer? Sigo escribiendo. Tengo necesidad de metas. Es tan fácil perderse en este lugar inmenso en constante movimiento, en la eternidad. Además, ¿quién sabe? Puede que un día estos textos resulten útiles para elaborar una historia parcial del universo. Sería la única con un mínimo de objetividad.
El mismo siglo, una tarde
Como la situación siga así, de esta no salgo. Tomé algunas notas para varios proyectillos. Iré a ver al coordinador a explicarle mis propuestas.
Lunes a medio día, 13 de junio de 313
Esta especie no hace más que causarme problemas. No me cabe en la cabeza cómo han podido empeñarse en que les he mandado a mi hijo para salvarlos. Vamos, no tenía yo nada más importante que hacer después de tanta reunión con decenas de dioses locales. Cuando por fin los convencí de repartirnos el trabajo, de buenas a primeras me lo echan todo a mí encima otra vez. El Pablo este tiene la culpa por haberlos exaltado. Y ese Constantino, que la madre se lo lleva a todos lados, no para de darles fuelle. Si además yo no tengo ningún hijo.
El mismo día por la noche
Hoy me he visto obligado a adoptar su calendario de manera retroactiva para poder estar al día de los tejemanejes de este lamentable planeta.
Tarde de domingo, 8 de agosto de 1128
Empecé el día de buen humor, pero luego me puse de malas. Nunca imaginé cuánto papeleo acarrearía esta idea. Estoy continuamente colocando a los nuevos que llegan sin parar, mientras al mismo tiempo me van lloviendo las solicitudes. La mayoría se hacen los niños buenos, que siempre han obedecido las normas. Da igual que no tuvieran nada que ver con las que yo di. Esos profetas son unos elementos, empezando por ese Moisés. Porque claro, una cosa es el sentido de mis propuestas y otra lo que a él le interesa. Hacía como que no entendía. Al final me vi obligado a ponerle mis ideas por escrito. Páginas y páginas de argumentaciones extensas y posibles alternativas. ¿Y cuál fue el resultado? Decirme que no podía presentarles unas instrucciones cuidadosamente impresas en color a los envidiosos estos. Provocaría revuelo por lo atrasado de la tecnología a la que tiene acceso el pueblo. Así que le dio a un cincelador para que se las tallara en unas placas de piedra ―todo muy folklórico― que en total contenían diez puntos que encima llamó mandamientos. Todo un demócrata.
-2249, quizá verano y seguramente por la tarde
¡Qué desagradecidos! En vez de darme las gracias, a poco que caiga un chubasco empiezan a protestar. Todos los escritos que vienen circulando este último siglo hablan de diluvios que exterminan a la especie humana. De acuerdo, la verdad es que hubo un pequeño lío con el cálculo del suministro de agua. ¿Pero es que yo no tengo derecho a equivocarme? No doy abasto. Yo soy el que se encarga de todo.
Viernes por la noche, 10 de enero de 1958
Me ponen apodos supuestamente halagadores. Omnisciente, todopoderoso. Sin embargo, Heisenberg explicó que el conocimiento objetivo es imposible; y, como pudo comprobar Napoleón, el poder es efímero. Me toman por uno que no tiene la más mínima idea. También me llaman indefectible, pronunciando con énfasis la «c». Se creen que no me doy cuenta del peloteo y la guasa. También me llaman creador. Los hay que hasta quieren parecerse a mí, dejando su marca indeleble por los siglos de los siglos. Y así escriben sus teorías e intimidades en libros que reparten aquí y allá para que los demás les deseen «buen viaje» y para que les tengan admiración o lástima, o las dos cosas. ¡Si supieran que soy un simple subdirector de departamento al que le han encargado la construcción y correcto funcionamiento de su sistema planetario, el n.º 1,2 x 1011, perteneciente al universo n.º 3,5 x 103! No he conocido siquiera al Consejero Delegado de la empresa.
Miércoles a medio día, 28 de noviembre de 1498
Por si no bastara con el cuento de mi supuesto hijo, ahora va Leonardo y pinta la Última Cena. Acto seguido surgen los debates sobre que si Juan es María Magdalena, que si Judas es el único de la mesa que no tiene vaso, que si se le ha caído el salero que trae mala suerte, etc. Lo único que no les parece raro es que estén todos sentados a un lado de la mesa esperando a que salga el pajarito. Y que yo tenga un hijo.
Noche del martes, 8 de octubre de 1899
Pues bien, los curas me ponen de los nervios. Llevan siglos pregonando que yo creé a todos los organismos uno a uno. Como si yo no tuviera otra cosa que hacer. Son tan lerdos que no se dan cuenta de que es más interesante y muchísimo menos cansino hacer solo unas pocas partículas químicas y dejarlas a su aire. Como estas obedecen por fuerza a sus propiedades inherentes y a las leyes de la complejidad, se irán desarrollando hasta el fin de los siglos. Lamarck lo pilló y Darwin lo perfeccionó, pero sus teorías no convienen a los santos jerarcas. Quién sabe cuántos siglos harán falta para que se den cuenta de que Spinoza tenía razón.
Noche del martes, 11 de septiembre de 2011
Qué decepción. En vez de a mí, llaman líder mundial al presidente de los EE. UU.
Madrugada del domingo, 30 de abril de 1815
Se me ocurre que, si yo soy la voluntad, entonces mis criaturas tendrán que ser la representación. Además, me estomaga el siguiente dilema: ¿es mejor que vea el mundo como un todo estadístico o como una multitud de individuos distintos? ¿Y qué querrá decir «mejor» en este caso? Qué se yo, mejor no darle demasiadas vueltas. Lo que salga.
Miércoles por la noche, 31 de diciembre de -431
Es buen chico este Zeus. Me lo encontré justo cuando estaba saliendo de detrás de unos laureles. Se pasa de mujeriego, pero sabe un montón de historias y las sabe contar. Me habló también de los problemas que tiene con sus familiares. Dice que son tantos viviendo juntos en aquel monte que se confunde con los nombres.
Lunes por la noche, 3 de marzo de 1947
Para ver si así me divierto, de vez en cuando hago una de las mías. Total, que localicé a dos «pensadores» y, mientras dormían, le dicté a cada uno un libro enorme lleno de conceptos incomprensibles y monsergas incoherentes. Por supuesto les sugerí títulos llamativos, como si se tratara de manuales de autoayuda. Concretamente: Cómo salir adelante en caso de desaparición del tiempo y Cómo mantener la silueta durante una crisis devastadora. Me llamarán omnisciente, pero yo en la vida habría sido capaz de adivinar los títulos tan grandilocuentes con los que acabaron publicándolos: Ser y tiempo uno, y el otro El ser y la nada. Qué risa.
Lunes a medio día, 1 de enero de 2024
Menos mal que hoy es fiesta. He pasado la mayor parte de la noche desvelado. He estado pensando todo lo que ha sucedido este último siglo. ¿Habré estado tomando decisiones equivocadas todo este tiempo? De los desagradecidos siempre he tenido quejas, pero luego vinieron los existencialistas y me llenaron de remordimientos. Bien, de acuerdo, introduje la muerte porque en el mundo no hay que sobrepasarse con nada, pero no lo hice para dar a entender que la vida no tiene sentido. Tampoco para provocar dolor. Si fuera por eso, habría inventado la inflación, las crisis capitalistas y los derivados financieros. Concebí algo que fuera para todos y lo hice por sostenibilidad. ¿Pero cómo van a entenderlo? Dentro de poco no van a tener ni dónde pisar ni qué respirar en ese planeta. Aunque la esperanza es lo último que se pierde. ¿Quién sabe? Tal vez presientan el peligro a tiempo. Y es que, por muy mediocres que sean, dan sentido a mi existencia. Si desaparecen, será también mi propia muerte. Aún tengo tanto que aportar.
Traducido del griego por Juan Carmona Zabala
Original publicado en la revista electrónica Χάρτης
Esta obra está publicada bajo la licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International. Se permite el uso, la modificación y la redistribución de esta obra, siempre que se atribuya al autor y se distribuya bajo los mismos términos.
Yerásimos Vutsinás (Γεράσιμος Βουτσινάς)
Nació en el Pireo (1958) y vive en Atenas. Ha estudiado biología y música. Es Director de Investigación del Instituto de Ciencias y Aplicaciones Biológicas, e imparte biología molecular en el American College of Greece. Ha publicado dos colecciones de poemas: Η κατασκευή της αλήθειας [La construcción de la verdad] en 2011 y Χρονικό μιας αστραπής [Crónica de un relámpago] en 2021. También han aparecido poemas suyos en numerosas revistas griegas. Ha traducido al griego poemas de James Tate, Frank O’Hara, Charles Simic y Fanny Howe.
Juan Carmona Zabala
Juan Carmona Zabala (Vélez-Málaga, 1986) es licenciado en Traducción e Interpretación y doctor en Historia. A lo largo de su trayectoria profesional ha trabajado en universidades e institutos de investigación en los Estados Unidos, Alemania, Austria, Grecia y los Emiratos Árabes. Actualmente imparte lengua y cultura griegas así como asignaturas de traducción en la Universidad de Málaga. En su faceta de traductor literario, ha publicado traducciones de textos de Ersi Sotiropulu (del griego) y Claudius Seidl (del alemán).
Comentarios sin respuestas